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Vacunas: Un Imperativo para la Infancia

Documento elaborado por docentes Pediatras y Neonatólogos de todo el país pertenecientes al Comité de Educación Médica (COEME-SAP).

 

Recientemente, hemos observado con profunda preocupación el resurgimiento de casos de Coqueluche (Tos Convulsa) y Sarampión, enfermedades graves y altamente contagiosas en la población infantil.

Estas enfermedades representan una amenaza mortal para los recién nacidos y lactantes menores de 6 meses, debido a que este grupo etario aún no ha completado su esquema de vacunación DPT (difteria, pertussis, tétanos) y depende enteramente de la inmunidad colectiva y, fundamentalmente, de la vacunación materna durante el embarazo.

La madre, mediante la vacunación en el embarazo, constituye el único escudo protector para el feto y al recién nacido en sus primeras semanas de vida, como períodos de mayor vulnerabilidad. Esta estrategia es considerada una política de salud pública esencial para la protección perinatal.

La pediatría moderna se sustenta en las inmunizaciones y gracias a todas ellas incluidas en el Calendario Nacional, respaldado por la Ley, se ha logrado una reducción drástica de la Mortalidad Infantil (MI) a nivel mundial.

Enfermedades que históricamente diezmaron poblaciones, como la poliomielitis, el sarampión, la rubéola y la difteria, son actualmente raras o están controladas. El calendario de vacunación es la herramienta principal para garantizar la supervivencia y el desarrollo saludable de nuestros niños, previniendo la muerte por causas evitables, como la meningitis bacteriana o la neumonía grave (mediante la vacuna antineumocócica), e incluso el cáncer en la edad adulta (en el caso de la vacuna contra el VPH).

Como educadores de futuros pediatras, es imperativo reflexionar sobre nuestra metodología de enseñanza:

¿Estamos enseñando el calendario de vacunación como un simple listado de vacunas? ¿O estamos transmitiendo el verdadero valor de respetarlas porque con ellas evitamos males insuperables como la muerte de niños?

Si bien reconocemos la existencia de determinantes sociales y la influencia de la pandemia que pudieron generar escepticismo en parte de la sociedad, sostenemos que no existe una razón más importante que la defensa de la vida. El resurgimiento de amenazas como la Coqueluche subraya la urgencia de nuestra intervención.

Nuestro llamado a la acción como pediatras y neonatólogos docentes es enfatizar en todos los escenarios posibles que:

  • Cada dosis no administrada pone en riesgo directo la vida de un niño y compromete la seguridad de la comunidad.
  • Nuestro compromiso ético y académico se fundamenta en la evidencia científica y la rigurosa vigilancia de seguridad a la que se someten las vacunas.

 

Instamos a los padres, cuidadores y a la sociedad en general a confiar en la ciencia. Asimismo, nos comprometemos como docentes pediatras a enfatizar estos saberes en nuestros estudiantes, combinando la experiencia práctica con la realidad histórica de los logros de la vacunación.

Creemos que, mediante el aporte y la acción de cada uno, es posible cambiar una vez más el curso de la historia.