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De médico a héroe de Malvinas – Historia del Dr. Daniel González

En el mes que conmemora el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas, rendimos homenaje al Socio Dr. Daniel González, quién participó como Teniente de la Brigada de Combate de Aviones Camberra.

Cuando uno ingresa a un consultorio médico, visualiza un escritorio con sus recetarios, sello, estetoscopio, un cuadro con el título y una camilla, entre otras cosas; sin embargo, dentro del consultorio del gastroenterólogo Dr. González ubicado en el Sanatorio Rivadavia, hay mucho más que eso: dentro de cada objeto de su vidriera hay una historia de guerra, hay compañerismo y valentía en sus fotografías, hay patria y honor en un diploma.

 

¿Y cómo se convierte uno en médico y en héroe de Malvinas? ¿O acaso fue al revés?
Eso es lo más interesante de esta historia, «yo en realidad quería ingresar a la Fuerza Aérea, quería ser uno de los médicos del grupo aéreo, que es un médico que hace la parte casi y exclusivamente militar, no así para ser médico asistencialista, la cual esa no era mi orientación»; afirma muy contundente el Dr. González quién comienza a relatar cuál era la función de un médico en la vida miliar.

Dr. Daniel González
Médico Gastroenterólogo
Socio del Colegio Médico Tucumán

Todas las Brigadas de Aviones de Combate y también aviones de transporte cuentan con un médico, que no sólo tiene que volar, tiene que hacer toda la parte militar incluido el asesoramiento y la docencia a las tripulaciones, sobretodo de los eventos desde el punto de vista fisiológico y desde el punto de vista anatómico.

¿Cómo se involucra la medicina? Porque uno le tiene que explicar al vinculante, en el avión de combate, los fenómenos que suceden ante la ingravidez, ante la disminución y alteraciones provocadas por la gravedad ya sea mínimo o máxima; la presión parcial de oxígeno, trastornos que tiene que ver con los cambios de la sensación y las percepciones de los órganos, fundamentalmente los órganos de los sentidos, que se alteran totalmente ante ciertas situaciones en el vuelo provocada por ciertas condiciones físicas y atmosféricas para lo cual el ser humano no está preparado.

Y esa era mi función, preparar a los pilotos en eso, para lo cual teníamos que volar para poder tener las mismas sensaciones. No es lo mismo leer un libro y explicarle lo que pasa, a realmente hacer el entrenamiento, que era lo que a mi me gustaba y buscaba.

Alumno de la Escuela Nacional, pasó por la Facultad de Medicina de la UNT, y se presentó a una llamado abierto para todo el país de la Fuerza Aérea para la policía aeronáutica, que buscaba estudiantes de esta carrera.

Justo el Jefe de esta área era un tucumano también, y un día me llama y me dice – usted es de Tucumán, como yo que soy de Bella Vista, tiene todas las condiciones para quedar, le faltan unos años para recibirse, yo quiero que se reciba y directamente ingresa.

Entonces bueno, le dije que sí, concluí mi carrera de médico y fui a la Escuela de Aviación, realicé el curso de medicina aeronáutica y logré una orden de mérito y promedio bastante aceptable (salí tercero de 86º). Justo en el año ’80, en la Brigada de Bombarderos no había médico, entonces me designaron a una Brigada de Combate, que era la Segunda Brigada de Paraná en la Provincia de Entre Ríos, donde estaban los aviones bombarderos Camberra, que era donde yo quería ir.

Tal como lo describió el teniente, la Medicina Aeronáutica y Espacial es la especialidad médica que se ocupa del estudio de la fisiología y la patología de los problemas derivados de la exposición del hombre a la altitud y los que son consecuencia de los condicionantes impuestos por las aeronaves. Así como las técnicas diagnósticas, terapéuticas y preventivas necesarias para conseguir sus objetivos. Esta especialidad puede desarrollarse en el I.N.M.A.E – Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial, es en este lugar donde el Dr. González terminó por desarrollar su pasión.

Principalmente a nosotros como médicos nos enseñan y nos entrenan para cantidades de situaciones que no las conocemos, pero que debemos saber para poder transmitir de la mejor forma al personal de vuelo, más en una unidad de combate y más aún en un avión que puede volar a más de 2 mil km/h.

La actividad en la Brigada era, por un lado el escuadrón de bombarderos, y por otro, un escuadrón de aviones de transporte, que se llamaban Guaraní, donde se hace el curso de vuelo con instrumento y el curso de navegación, donde teníamos varios cursantes de otros países, Ecuador, Venezuela, Colombia, Bolivia y Perú.

De manera tal que era una Brigada con bastante actividad, tanto en la actividad de vuelo como en la actividad intelectual, siendo importante centro de referencia para el curso de navegadores militar. En ese curso, nosotros teníamos que tener experiencia previa de vuelos para poder transmitir eso a las personas que no tienen ningún tipo de conocimiento médico.

Este tipo de actividad consta de distintas fases, una de las fases es la actividad que uno organiza todos los días con vuelos diarios, donde nosotros debíamos estar presentes y definir quiénes serán del personal de pilotos navegadores o aeronavegantes que, pueden estar suspendidos en el vuelo con una patología, enfermedad o algún trastorno.

Por ejemplo, para volar aviones con asiento eyectable es imposible volar estando resfriado o con alguna patología respiratoria, imposible volar con un problema de oído, nosotros teníamos que separar del vuelo a la persona derivarla para su tratamiento adecuado y después asesorar sobre las condiciones sobre las cuales la persona puede volver al vuelo nuevamente.

Eso por decir algo simple, porque había situaciones mucho más relevantes, como las clases de factores humanos, donde orientamos y tratamos de enseñar las alteraciones que hay durante el vuelo y donde el ser humano no debe creer en lo que siente, sino específicamente lo que ve en los instrumentos. Básicamente aquí enseñaba a que siempre debemos confiar en los instrumentos y no en los sentidos, sean los ojos u oído, lo cual puede generar trastornos dando idea o sensaciones falsas que no condicen con la realidad.

En estos casos yo volaba con el alumno navegador, que iba con los ojos cerrados para no tener una referencia visual, le imprimíamos ciertas condiciones de velocidad y fuerza durante el vuelo, y le preguntábamos qué sensaciones tenía, reconociendo cuáles eran y en qué momento, para que cuando ocurran esté preparado para esos casos.

Ya bien interiorizado en la vida militar y capacitando como médico aeronáutico, llegó el momento determinante que cambiaría su vida para siempre.

Estuvimos en Paraná hasta el año 82′, ya que por la Guerra, me destinaron a Trelew – Chubut, donde estaba en el Escuadrón de Bombarderos. Estuve toda la Guerra con los aviones que salían a bombardear las Islas y otros lugares también.

A su vez, también estuve en el Grupo SAR de búsqueda y rescate que son helicópteros, que funcionaban también como parte de un programa de introspección de los diques, porque había una probabilidad que bombardearan a estos, y podían inundar y llevarse todas las ciudades de Chubut por delante; una cuestión estratégica, pero esa era la misión.

Nuestro Escuadrón hizo la primera misión de la Guerra que fue un 26 de Abril y la última misión el 13 de Junio a las 21.30 de la noche en el Cerro Dos Hermanas, donde perdí a uno de mis compañeros y a otro lo tomaron prisionero.

Los ingleses no podían entender como hicimos para que sus misiles de última generación fueran bloqueados. ¿Qué paso? Descubrimos que, junto a varios ingenieros, entre ellos un tucumano de aquí de Monteros, el Mayor Fernando Rezoagli (ingeniero aeronáutico); para bloquear los misiles de vía electromagnética, necesitábamos chapitas de aluminio de cierto largo y espesor, que eran como fideos. Al principio lo que se hizo fue poner a todos sus hijos y a los compañeros de colegio, en medio de la Guerra, a que corten las chapitas de aluminio e hicieron lo que se llama CHAFF.
(Mirá aquí como funcionaba)

Cuando vos tiras esas chapitas en el aire, a cierta altura, 6 mil, 8 mil metros de altura, las tiras de aluminio se expanden y ocupan un volumen que es una superficie más grande que un avión. El misil, la cabeza del misil que tiene un detector de vuelo, detectaba como que eso era un avión más grande y se dirigía hacia ahí, lo desvía al misil.

Cómo era muy problemático el tema con una tijera, descubrieron que había una fábrica de hacer fideos, Vía Napoli en Paraná, y con máquinas de hacer fideos comenzaron a fabricar los CHAFF. Hicieron agujeros en el avión para colocar estos equipos y los colocaron de forma tal que lo accionaban desde el navegador, entonces cuando aparecían los misiles activábamos y desviábamos el objetivo del misil. Todo atado con alambre, todo de acá, era ingenio popular.

Sin embargo, así, habíamos logrado derribar una de las flotas con mayor historia y de las más importantes del mundo.

¿Qué mensaje le gustaría darle a los Socios, y a los médicos jóvenes?

Siempre hay que tratar de hacer los que nos gusta, no importan los momentos en los cuales en esa vía haya espinas o piedras, siempre hay una forma en la cual podemos llegar a hacer cosas que nos gustan y que a su vez podemos ayudar a otras personas.

La carrera de médico es una vida de servicio, un servicio de especialidad para tratar de mejorar la vida de la gente, hoy en día tenemos que tener el mismo pensamiento y los más jóvenes nunca olvidarse de los sueños, porque los sueños son posibles cuando uno pone de uno mismo y en el largo camino ese, a veces saber aprovechar oportunidades.

A mí me pasó aprovechar justo oportunidades, en el cual conversé con la persona adecuada en el lugar adecuado y pude hacer todo lo que a mí me gustaba, entonces no me puedo quejar de la vida, además tengo una familia espectacular, una esposa médica espectacular, y tres hijas que creo que han visto el sacrificio y han visto el ejemplo de los padres. Creo que a eso uno anhela, puede uno tener un título o no, pero hay que ser buena persona, buena persona no se aprende ni en la Universidad ni en el Colegio…

Y le puedo asegurar de que el hecho que haber de haber estado en una guerra me enseñó que somos frágiles. Mis compañeros de habitación con los que estuvimos en la Guerra, murieron el 1º de Mayo, y yo quedé esa noche mirando su ropa colgada de los dos con esa falsa creencia que se los podía haber rescatado, sabiendo que era imposible porque cayeron al mar en medio de la nada. Otro amigo, que era capitán de un buque de la armada, llamado Sergio Gómez Roca murió cuando fue atacado por un helicóptero; y la señora de él vive aquí en Tucumán, y tuve la oportunidad de hablar con ella y agradecer en nombre del Escuadrón lo que su marido había hecho en una misión era imposible. El buque este era un barco de la Segunda Guerra Mundial contra la segunda flota más importante del mundo, poco menos que una quijotada imposible. Entonces, hay que tenerlos presente, recordar y agradecer.

Entonces toda esta amalgama de situaciones en este ajedrez de la vida, nos lleva a reflexionar sobre la vida y las oportunidades. Nosotros los miembros del escuadrón de la guerra nos reunimos frecuentemente y a pesar del tiempo que pasó parecería que estuvimos ayer juntos tomando un café. Es como otra familia que me quedó, en la vida militar, mi día a día era una cosa de vertiginosa pero era lo que me gustaba y yo había elegido.

Claro que después de la guerra cuando me tuve que ir de la vida militar y me dediqué a mi profesión de médico, también me fue bien y hubo gente que me apoyó y me ayudó. Recuerdo bien que, en el Colegio Médico, cuando yo llegué y pedí entrar había una cláusula que decía que después de 5 años de ausencia había que hacer muchos trámites, y el Dr. Rodríguez Rey que estaba en ese momento, a pesar de que nos nos conocíamos permitió mi ingreso. Son detalles importantes que fueron importantes para mí, hay que ser generosos.

Mis agradecimientos a mi familia que me apoyó, a mi señora Regina, a mis tres hijas que son la luz. También a los Dres. Lidoro Figueroa, Miguel Arcuri y Francisco Palazzo. Agradecer a las personas que estuvieron en el momento justo, a la Universidad que me dio gratis los conocimientos, que después me di cuenta que con esos pude realizar realmente el sueño de mi vida, de estar en la Brigada de Combate.

GALERÍA DE FOTOS. GENTILEZA DR. DANIEL GONZÁLEZ

En esta foto, el Dr. González con quién sería en un futuro el Dr. Babot

 

Fotos que tomaba el Dr. González mientras volaba en los Camberra. Sus fotos fueron replicadas en otros medios.

COMPARTIMOS VIDEOS QUE CUENTAN LO RELATADO POR EL DR. GONZÁLEZ

La última misión –

El Chaff –

Palabras de los ingleses sobre cómo los Argentinos derribaron sus flotas en Malvinas

https://www.youtube.com/watch?v=7CDmBNB5kTY